Debido a este hecho y que el tiempo nunca se detiene no me dio tiempo a comentarte todo lo que viví esos dos días, además de que todo lo que te podría haber contado, lo he tenido que madurar durante los días siguientes y procedo a hacerlo ahora.
El primer día de mi conexión fui tranquila a tu casa pues previamente conseguiste quitarme parte de la pena, angustia, depresión y bajón que yo tenía antes de llamarte, cosa que no había echo en unos cuantos años, a pesar de que venías a mi mente en muchas ocasiones pero no me atrevía a hacerlo, y ahora entiendo que, debido al estado en el que me encontraba, me hacía pensar que nadie podía ayudarme. ¿Sabes qué fue lo que de por todas me empujara a la fuerza, en sentido figurado, a llamarte?, pues que a consecuencia de los tres fracasos para lograr un embarazo, los tratamientos previos a cada uno de los ciclos, el diagnóstico que me dieron los médicos si quería quedarme embarazada y demás circunstancias, veía que me estaban provocando tal depresión que me recordaba a aquella vez, hace bastantes años, que estuve en tratamientos psiquiátrico y al enterarte tú de tal situación dijiste a mis padres, ¿porqué no me la habéis traído a mí?. Aquello que dijiste se quedó grabado en mi memoria y esta vez sí iba a ser así. Estaba segura que esta vez tú serías la única que podrías sacarme de ese pozo y ¡vaya si lo has hecho!
Continúo con mi relato, como ya he dicho, llegué muy tranquila a mi primera sesión, pues fui andando a tu casa, ya que me apetecía andar, me tumbé en la camilla sin zapatillas y me quité uno de mis dos audífonos. En cuanto cerré los ojos me puse, creo, un poco bastante nerviosa ya que no era capaz de cerrarlos. Tan sólo recuerdo en esa ocasión, cómo te movías alrededor de la camilla, cierta brisa pasar por mi cuerpo, en un momento dado sentí que me estaban arrancando la tripa, la parte del estómago y el vientre cómo, al poner tus manos sobre mi cabeza, ondeabas tus diez dedos a la vez y cuando esta imagen desapareció sentí una fuerte presión en mi cabeza, mis párpados se movían muy rápido y no podía controlarlos y cuando más rápido iban, vi como una media luna tumbada, como la parte inferior de una esfera partida por la mitad con una mella en medio, y acto seguido mi cuerpo se relajó y me despertaste. Una vez sentada en la camilla, aparentemente estaba relajada y me sentía muy bien pero cuando nos dimos cuenta mis piernas no paraban de moverse, mis manos estaban muy cargadas y tenía escalofríos, tenía frío y sed. Una vez en pie, parecía que me había dado un calambrazo en todo mi cuerpo, me temblaban la piernas, el cuerpo, las manos, tanto era así que no fui capaz de rellenar el formulario que precisabas y pedí que lo hicieras tú. Cuando me dispuse a regresar andando a mi casa, la primera impresión fue que respiraba un aire limpio, me venía el olor de las plantas, de la tierra, del cemento…, no sé, una sensación extraña, tanto era así que no pasaba ningún coche por las calles, si quería cruzar parecía que los coches se apartaban, me resultaba todo fácil, tan sólo paré en un semáforo, según daba los pasos el oído que no tuvo el audífono durante la sesión se encontraba molesto con él puesto, no tuve que esperar el ascensor de mi casa ni cola en mercadonna, todo raro, muy raro.
Al día siguiente, todo fue distinto, más sensaciones y más emotivo pues todavía estoy dando vueltas a mi cabeza para averiguar qué fue lo que pasó y espero que algún día me puedas ayudar a interpretarlo o lo descubra yo. En esta segunda ocasión me tumbé igualmente descalza y sin ningún audífono e igual que en la primera sesión, no era capaz de cerrar los ojos completamente, o por lo menos eso creo, no sé exactamente en qué momento sentí que los dedos de las manos se querían mover solos, que me aplastaban la cabeza por las sienes, lo que me provocó un fuerte dolor y movimiento de párpados juntos, a la vez que vi cohetes en blanco y negro y en el momento en que el dolor era más fuerte y el movimiento de párpados más rápido empezaron a pasar imágenes por mi cabeza como mis padres, mi abuela, mi perra, un bebé y demás que no recuerdo, hasta que sentí que alguien me tocaba la mano derecha lo que hizo que me calmara y llamar mi atención para mirar a mi derecha. Ahí se encontraba una persona morena vestida de blanco que me miraba y en cuanto intento averiguar quién es, pensando si era una persona u otra, en el momento que viene a mi mente la persona que me provocó la anterior “depresión” que había pasado comienzo a llorar y acto seguido cambio la vista a la izquierda y veo a una persona con el pelo más claro con camiseta de color magenta, un rojo muy oscuro, con la sombra de los ojos o el cerco de los ojos muy negros y pienso que eres tú y me tranquilizo. Al poco tiempo me despertaste y comienzo a llorar, quizá por pena, quizá por alegría, me abrazas y me calmas. Pero, ¿sabes que fue lo que me sorprendió después?, ¡que tu camiseta era morada y no tenías los ojos pintados!, ¿quiénes eran?, todavía no lo sé. Después de estar un rato en tu casa y ver el programa Espejo Público me dispongo a volver a casa y me llama mi jefe para decirme si puedo ir por la tarde a trabajar a pesar de estar de descanso ese día. Esto me supone trabajar de extra y como yo pensé y tú me dijiste, ¡ya empiezo a recuperar los 333 € de la conexión!.
Los días siguientes han sido muy especiales y muy bonitos, pues me sentía como un niño recién nacido que parte de cero en la vida y cada día que descubre algo nuevo, como es normal, se sorprende y alegra de su gran descubrimiento. Te puedo contar como anécdotas cuatro casos a modo de ejemplo que fueron las que más me sorprendieron:
Dos días después a mi conexión, cuando terminamos de cenar, me comenta Julián, mi esposete, que le duele la espalda a consecuencia de haber tenido una mala postura en una silla durante unas horas. Al pasarle las manos por su espalda localizo un pequeño bulto que era justo dónde le dolía. Le pasé una mano durante unos minutos hasta que me canso (por lo menos eso pesaba yo) y antes de retirarla del todo observo que el bulto ya no estaba. Le pregunto si todavía le duele y me responde que todavía tiene molestias. Al acostarnos le vuelvo a preguntar si todavía le seguía doliendo la espalda y me responde que “parece que ya no me duele”. Yo pensé: ¿habré sido yo?, puede!.
Al día siguiente, cuando vuelvo de trabajar por la tarde y estamos viendo la tele y me vuelve a comentar que había sudado al irse a andar un rato y había cogido frío y que probablemente se iba a constipar. Yo le contesto que no, que no se va a constipar por haber sudado un poco y a los pocos minutos sin venir a cuento, me pongo a estornudar como una tonta. Al final, ni él ni yo nos hemos constipado. Yo pensé: ¿habré sido yo?, puede!.
No se me ha vuelto a dar ningún caso más con mi querido esposete. Lo que sí te puedo contar es lo que observo conmigo misma. Yo ya estaba conectada el 26 de septiembre de los corrientes y el día 29, cuatro días después, te puedo decir Dory que, aluciné en colores. Me quedé sola por la mañana y estando en el aseo tuve la sensación que estaba escuchando el ventilador para extraer olores que tenemos, pues no hay ventana. No puede ser, me dije. Cuando me puse en pie, enciendo y apago la luz, que es la que lo pone en marcha, para comprobar qué sería lo que estaba oyendo. Juraría que era el ventilador lo que oía, pensé. Acto seguido, voy a la cocina y abro y cierro el extractor de la campana para comprobar si lo oigo o no, lo oía!. Compruebo que oigo el abrir y cerrar puertas, mis pasos al andar, el vapor de la plancha. Sigo alucinando!. Oigo también cómo se llena la cisterna de agua, no puede ser!. Compruebo y no llevo mis audífonos puestos. Oigo mis manos y mi pelo cuando me pongo al pasarlas por mis oídos. Esto es imposible!, pero era real. Lo más sorprendente ha sido cuando me dispongo a lavarme el pelo y abro el grifo de la bañera. No oigo el agua caer por el grifo y pienso, “quiero oír cómo cae el agua, oír el agua caer”, pero seguía sin oírlo y en el momento justo en que cojo el teléfono de la ducha, pun!, ha sido como si le hubiera dado a tope al grifo. “He empezado a oír cómo caía el agua del grifo sobre la bañera”. Cuando le doy a que caiga el agua por el teléfono de la ducha oí caer el agua de la misma forma. Sentí y oí ese momento como una de las mejores lluvias del mundo, hasta tal punto que he llegado a pensar que algún día voy a salir sin mis cacharritos, a sentir y oír el mundo de nuevo!!
Puedo comentarte también, y no quiero extenderme mucho más, que he sido capaz de que, si he sentido alguna molestia, como un dolor en el cuello, cabeza, riñones, etc., si pongo mis manos sobre la zona dolorida, siento el calor de las mismas y en menos de 30 segundos desaparece la molestia. Tal ha sido así que, no habrán pasado más de 6 días, tropecé por la escalera y me hice bastante daño en la espinilla, jamón y brazo izquierdo e intuitivamente me pasé las manos por la espinilla para que me quitara el fuerte dolor y que no me saliera un tremendo moratón. La molestia se redujo y en la espinilla no ha salido moratón pero, se me olvidaron el jamón y el brazo y, ahí han salido pequeños cardenales. Qué curioso, ¿verdad?.
Ya han pasado quince días que me conecté y ya me encuentro más tranquila, con Julián me siento muy bien, ya no me enfado con todo el mundo como antes y ahora estoy riendo casi en todo momento, que falta me hacía y podría comentarte bastantes más cosas pero tengo todo el tiempo del mundo para contártelas. Por último, quería comentarte estoy durmiendo mucho, tengo siempre mucho sueño y por las noches ya ni me despierto, duermo de un tirón y, si puedo, más de 9 horas. ¿Esto es por la carencia de sueño anterior?, o ¿por otra cosa?.
Bueno Dory, por hoy ya me despido. Seguro que te escribiré pronto y disculpa si no lo he hecho antes. Espero no haberte aburrido mucho. Un beso muy fuerte!!!!
Ana Belén
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